Con toda la actitud
[Entrevista realizada por Tania García Martínez]
Mi nombre es María, tengo 44 años, hace dos años empecé a sentirme con malestares al orinar: dolor en la espalda y pipí con sangre, entonces acudí al médico particular y me dio tratamiento para infección de vías urinarias; me comentó que mi infección estaba muy fuerte por mis síntomas. Tomé todo mi medicamento y como que se me quitaron un poco las molestias pero después regresaron. Fui con otro médico y me dio el mismo diagnóstico. Decidí ir a consulta al IMSS, porque estaba gastando mucho y no me componía, así que pensé: pues voy a ocupar el servicio, porque si no cuándo.
Me dieron la cita y fui con mi médico, le dije todo lo que me pasaba y los tratamientos que me habían dado y no me funcionaron. Entonces él me mandó a realizar varios estudios y me citó para cuando me los entregaran. En cuanto me los entregaron regresé a consulta y el médico me dijo: “Señora, le voy a mandar a hacer otros estudios para corroborar mi diagnóstico porque hay algo que no me convence de estos estudios”.
Llegó el día en que fui a ver al médico nuevamente y me dijo que me iba a mandar con el oncólogo para checar bien todos los estudios, porque él decía que había algo en el riñón que no le gustaba, pero que estuviera tranquila, que el oncólogo me iba a explicar bien. En el momento que dijo «oncólogo», me empecé a preocupar un poco, para que voy a mentir.
Al llegar a mi cita con el oncólogo y después de revisar mis estudios, me dijo: «Señora María, usted tiene un tumor en el riñón izquierdo que está encapsulándolo y eso le provoca todas las molestias. Su tumor es maligno».
Me mandó a hacer más estudios, una biopsia y otras tantas cosas más. En otra consulta me dijo: «Ahora sí, lo que sigue es un tratamiento a base de 15 quimioterapias para eliminar el tumor, este tratamiento es un poquito agresivo, así que queremos que usted tenga toda la actitud de que va a salir bien». Yo me dije, claro que tendré la mejor actitud, pero aún así el diagnóstico es un poco aterrador.
Llegué a casa un poco preocupada, por la familia, mi hijo y mi mami. Y me imagino que, aunque yo quería hacerme la fuerte pues no crea empieza uno a pensar muchas cosas y me dice mi mamá: “¿cómo te fue en el doctor?” y le digo mira mami dice el doctor que tengo un tumor maligno en un riñón y que me tienen que hacer quimioterapias y pues en ese momento mi mamá se pone a llorar y dice, o sea, tienes cáncer hija.
Llega el fin de semana y llega mi hijo a verme, le conté y como él ya está grande y no sé si porque es hombre no lo tomo del lado de la tristeza, sino que lo tomo y ya. Ese día él y mi mama me preguntan: “¿y tú cómo estas?” les dije, mami tu tranquila sólo Dios sabe por qué pasan las cosas, debe ser una prueba que él tiene para mí y si hasta aquí es mi ciclo de vida, yo pienso que si tú mentalizas las enfermedades te decaes y te mueres más pronto, así que yo agarre una actitud muy positiva y que los ánimos te los debes dar tú, porque esto es personal y que nosotros los que luchamos con esta enfermedad tenemos que estar muy fuertes para poder ganarle la batalla al cáncer.
Llegó el día de mi primera quimioterapia y yo estaba tranquila le dije: “Diosito en tus manos pongo mi vida y tú qué les das sabiduría a los médicos bendícelos con conocimiento”, y pues gracias a Dios pase mi primera quimioterapia y sin molestias como me habían contado varias personas que te encuentras en las salas de espera, y así fueron pasando mis 15 quimioterapias no te voy a decir que todas fueron así, en unas sí me fue muy mal pero yo con toda la actitud y siempre pidiéndole a Dios que no me soltara de su mano.
Lo que si no me gustó mucho es cuando se me empezó a caer el cabello, se siente muy feo, y eso que siempre me ha gustado usar el cabello corto por el calor y comodidad, pero cuando ya te empiezas a quedar así con zonas donde no tienes nada pues empecé a usar pañoletas porque no me gusto que me vieran así, por eso cuando me dieron mi peluca quedé encantada, le puse tinte, moños y todo.
Aunque han sido tiempos muy difíciles económicamente, en los cuales hemos tenido que trabajar muy duro porque mis tratamientos me los dan en el hospital en la Ciudad de México y pues los viáticos y el hospedaje son caros y como mi mamá me acompaña pues tenemos que trabajar duro. El cáncer es un desgaste económico, moral, familiar que no todos aguantamos, pero la verdad nuevamente con una actitud positiva se pasa más rápido, bueno eso en mi caso.
Hace dos meses que terminó mi última quimioterapia y le doy gracias a Dios por esa nueva oportunidad que me dio. Eso sí ya me explicó que tengo que estar en vigilancia, no me dijeron cuanto tiempo, el tiempo que me preste Dios aquí voy a aprovecharlo al máximo y espero que siempre cuente con la mejor actitud.
Tú que me preguntabas si pudiera cambiar algo de la atención de salud que cambiaría, te puedo decir que nada, que Dios puso muchos ángeles en el camino que me trataron muy bien, fueron muy amables conmigo, me dieron la información correcta, me apoyaron en unas quimioterapias que la verdad si me hicieron efectos que no se los deseo a nadie y siempre me dieron palabras de motivación, así que no cambiaría nada del personal que me atendió solo les puedo decir gracias.